UCRANIA, LA GUERRA, LA LOCURA Y EXTINCIÓN
A medida que pasa el tiempo, muy pocos hablan ya de la guerra en Europa
del este, o se la menciona poco no se la menciona para nada. Se prefiere mirar
para un lado e ignorar el sufrimiento que la población de Ucrania está
padeciendo por los bombardeos rusos. Así nos vamos acostumbrando a esta
miseria, a esta tragedia del enfrentamiento y la opresión del hombre por el
hombre. ¿No era Ucrania un país educado, con un nivel de vida elevado o al
menos, mejor que la de un país del llamado tercer mundo? ¿No era la Europa
dueña de una organización envidiable y de población culta a la que muchos
querían llegar? ¿No era Rusia la llamada a jugar un papel de contrapeso para un
mundo equilibrado? Sí, sí, sí, se podría responder a todas estas preguntas, y
sin embargo… sin embargo, ha sucedido. “volvemos a ver enterrar a nuestros
muertos en fosas”, ha dicho un funcionario de un país europeo cuando las
imágenes muestran a cadáveres de soldados ucranianos envueltos en bolsas negras
arrojadas a fosas comunes. Y se recuerda a la terrible y horrorosa segunda
guerra mundial con su secuela de muertos, crímenes de guerra y holocaustos. Y se
compara a la Alemania nazi con los rusos. La Alemania culta, educada que cayó
en la vorágine del fanatismo y revanchismo. ¿La educación nos libra de la
civilización de la barbarie, del primitivismo? No, hoy sabemos que no, nada nos
garantiza caer en la vorágine de la muerte y la destrucción de la civilización,
de miles de inocentes que ven su mundo agredido, pulverizado. “Nuestro fin es
noble”, ha dicho recientemente el presidente ruso Vladimir Putin, “es para
proteger la vida de los ciudadanos de habla rusa a manos del ejército
ucraniano”. Increíble motivo: proteger la vida de inocentes matando a otros
inocentes, destruir sus hogares, sus hospitales, provocando un éxodo masivo.
No, el presidente ruso exageró, y será recordado y odiado por muchos. Cuando
nadie esperaba que invada ucrania, lo hizo, provocando una catástrofe militar,
civil y financiera que repercute en todos los lugares del mundo. “No nos
dejaron otra alternativa”, ha repetido, aludiendo a los intereses rusos. Y
puede que no le falte razón. Estados Unidos y demás países de ingresos elevados
defienden esta tesis: no quieren que nadie se meta en su zona de influencia. Al
que lo hace, le envían tropas. Pero muchos no esperaban que Rusia haga lo
mismo. Si se censura la actitud de USA de invadir países pretendiendo un mundo
unipolar, ¿por qué no hacer lo mismo con Rusia que bombardea y obliga a otros
países vecinos a su frontera a que sigan su lineamiento? Lo cierto es que los
intereses predominan, más allá de nuestra elevada educación. Lo curioso es que
esta es una guerra que se veía venir, se anunciaba, se pregonaba, se trazaba
líneas rojas, y se producían escaramuzas, se amenazaban, y se llegó a la
apropiación de territorio, y la pelea. ¿Se hubiera evitado la guerra si la OTAN
y USA daban las garantías de seguridad que pedía Rusia exigiendo la neutralidad
de Ucrania? Lo más probable es que no; ambos ejércitos venían preparándose para
la guerra con años de anticipación. Y, además, es seguro que el ejército de
Ucrania venía preparándose para recuperar la zona del Dombas y Crimea, la
península anexada. La guerra se veía venir y ninguna negociación, ninguna
educación elevada, ningún ejemplo para evitar recuerdos del pasado pudo
evitarlo; ni la locura alemana nazi ni la crisis de los misiles en Cuba. La
guerra está ahí y se alimenta con más envío de armas, con más amenazas, con
nuevos grupos de poder y con el uso de armas nucleares. Si esto último llega a
producirse, habremos regresado a la peor de las barbaries o a la nada, porque
nada existirá ya. La cultura, la educación elevada de la que muchos nos
gloriamos, no habrá sido suficiente para evitar esta hecatombe. Aún estamos a
tiempo, quiero creerlo, para rescatar nuestra existencia.
Lima, 18 de abril de 2022
Jack Flores
Escritor peruano.